Cuando sostienes una cuerda o un látigo, sólo tienes que dar un pequeño movimiento de muñeca para crear una onda de oscilaciones, que se expande hasta llegar al otro extremo. ¿Crees que eso pasa en tu cadena de suministro? Entonces padeces el efecto látigo. Acuñado por Jay Forrester en el reporte Dinámica Industrial (1961),Leer más