Cuando sostienes una cuerda o un látigo, sólo tienes que dar un pequeño movimiento de muñeca para crear una onda de oscilaciones, que se expande hasta llegar al otro extremo. ¿Crees que eso pasa en tu cadena de suministro? Entonces padeces el efecto látigo.
Acuñado por Jay Forrester en el reporte Dinámica Industrial (1961), este fenómeno se refiere a una tendencia de cambios incremental en el inventario, ocasionado por los cambios en la demanda.
El efecto látigo surge porque la predicción de la demanda no siempre es estable, y cada vez es más difícil anticiparla. Pero los negocios necesitan “predecir” la demanda del mercado lo mejor posible para entregar el mejor servicio al cliente.
¿Por qué se genera?
Otros factores que pueden propiciar el efecto látigo son los siguientes:
- Mala comunicación y coordinación en la cadena de suministro. Sucede cuando los gerentes no comparten la misma información sobre la oferta y la demanda, por lo que sus procesos crean desajustes para toda la empresa.
- Estrategia de aprovisionamiento inflexible, que dificulta modificar el pedido y envío de inventario, de acuerdo con las necesidades del mercado.
- Fluctuaciones en la política de precios, que alteran la cantidad de producto demandada por el mercado, pues modifican el comportamiento de los consumidores.
- Uso incorrecto del stock de seguridad.
- Realizar pedidos de pánico, por situaciones como la rotura del stock.
- Desconfianza sobre la precisión de los pedidos que llegan del resto de la cadena.
Efectos
Así, el efecto látigo crea consecuencias muy perjudiciales a largo plazo:
- El exceso de stock, por abastecer por encima de la cantidad demandada.
- No contar con el inventario necesario para cubrir todos los pedidos.
- Mal servicio al cliente y daño a la imagen y lealtad de la marca.
- Penalizaciones por incumplimiento de contrato con clientes, proveedores y distribuidores.
- Rotación constante del personal.
Recomendaciones para combatir el efecto látigo
Para reducir las ondas del efecto látigo y evitar los contratiempos anteriores, es ideal seguir las siguientes recomendaciones para mejorar la flexibilidad de la cadena de suministro. Claro que no son las únicas, pero son un excelente comienzo para mejorar tus procesos y mantener el buen servicio para los clientes:
1. Mejora la comunicación en la cadena de suministro. Centraliza e integra los datos de todos los niveles de la cadena de suministro, para que todos los responsables consulten la misma información, en la misma base de datos.
2. Entrega pequeños lotes con mucha frecuencia, de acuerdo con las necesidades del momento. Así generas flexibilidad en la cadena para anticipar las fluctuaciones del mercado. La idea es ser ágiles para reducir tiempos muertos, desde la emisión de la compra hasta la entrega del pedido.
3. Mejora la consistencia informática entre los datos del punto de venta, los proveedores y el centro de distribución, para anticipar los cambios en la demanda. Implementa herramientas digitales para que la información sea sólida, consistente y precisa.
4. Establece una demanda conducida que reaccione a las órdenes del cliente. Se le conoce como el sistema Kanban, que fue implementado en el sistema de distribución de Wal-Mart. En este caso, cada tienda envía datos de punto de venta, desde la caja registradora hasta la sede central.
Con esta información, Wal-Mart puede gestionar los envíos desde el centro de distribución hasta el proveedor, y de ahí a cada sucursal. Así logran transparentar la demanda del cliente y el movimiento de inventario, desde la cadena de suministro.
5. Promueve la transparencia e integración, para que todos los miembros conozcan y compartan lo que sucede en el proceso de suministro. Así evitas retrasos, generas trabajo en equipo y sentido de pertenencia entre los colaboradores de la cadena.
El efecto látigo es otra razón por la que las empresas logísticas necesitan expertos preparados para optimizar sus cadenas de suministro.
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