La logística y la cadena de suministro también pueden caer ante esas olas gigantes, ocasionadas por terremotos en la mitad del océano, que llegan hasta tierra firme y arrasan con todo a su paso. Son muy raros, sí, pero suceden, y son tan catastróficos que pueden detener toda la operación logística.
Tienen efectos graves a corto y largo plazo. Tal vez pasen una sola vez en la vida del negocio, pero eso no se puede predecir. Entonces, ¿cómo podemos identificar las señales que pueden anunciar un tsunami para proteger la cadena de suministro, y a la empresa?
El ojo del huracán
Ojo, no son un problema similar al efecto látigo. Los tsunamis del suministro no vienen de errores repentinos. Son un cúmulo de problemas operativos, que se ignoran por mucho tiempo, quizá por que parecen contratiempos menores, o porque están en la periferia. Así empiezan las pequeñas olas, que se unen hasta formar el desastre del Supply Chain. En específico, hay 4 fuerzas que agitan la marea:
- Burbujas en la demanda, cuando existen problemas y contratiempos con nuestros clientes, y éstos afectan la relación con sus clientes.
- Presiones con la programación, que suben desde la entrega de productos hasta el transporte, inventario, clasificación, manufactura, diseño, etcétera.
- Cascada de calidad. Aparece especialmente en los procesos secundarios y terciarios de las cadenas de abasto de servicios.
- Espiral relacional. Se presenta cuando surgen problemas en las relaciones cliente-proveedor externas, pero que nos afectan por estar dentro de nuestra red.
Y después de que se acumulan suficientes errores, llega el maremoto, después de 5 anunciantes:
- Negación. Se vivió un tiempo extenso donde todo marchó bien sin problemas.
- Ira. Repentinamente, surgen malas noticias en la cadena.
- Negociación. Hay una fluctuación abrupta en el mercado, una curva peligrosa que trae consecuencias internas.
- Depresión. Se reconoce que los problemas de Supply Chain no son nuevos, sólo estaban “hibernando”.
- Aceptación. La dirección acepta que no reconocieron (o ignoraron) esas alarmas, que no las evaluaron con la seriedad necesaria.
Por ejemplo: en 1999, durante la crisis.com, CISCO proveía 80 % de los routers conectados a internet y era la empresa más valiosa del mercado. En 2001 anunciaron una reducción en sus utilidades, disminuyeron su inventario hasta 2.5 mil millones de dólares y despidieron a 8 mil 500 empleados.
¿Qué pasó? Los clientes intentaron prevenir la escasez de producto con el doble de compras, que debían ser entregadas más rápido. La empresa estableció “órdenes fijas” entre sus proveedores (cuando 60 % de sus productos eran maquilados). Así, incrementaron los inventarios, no lograron liquidarlos y colapsaron su propia cadena.
Metas de venta ambiciosas en época de recesión, con diversas señales ignoradas.
Atalayas logísticas
La singular ventaja de un tsunami logístico es el aprendizaje. Son pocas cadenas de suministro las que no se quedan con buenos aprendizajes después de la catástrofe, y transforman sus políticas/estructuras para reflejarlo.
Entonces, no hay que perder de vista las señales ni los errores mínimos. Por eso, los ejecutivos de logística deben establecer sistemas de control y monitoreo constantes para detectar esos problemas. Hay que utilizar herramientas como cloud computing e Internet de las Cosas (IoT) para tomar decisiones, y aprender.
En Logística Dinámica podemos ayudarte a facilitar y agilizar esta vigilancia. Contáctanos y te asesoraremos para encontrar las mejores soluciones de cultura logística para tu empresa.
Nos enfocamos en el uso inteligente de tecnología, altos niveles de flexibilidad y servicio en instalaciones de calidad. Y si tienes alguna duda, tampoco te quedes con las ganas de preguntar.
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