Los avances tecnológicos no sólo han hecho que artículos poco convencionales se sometan a diferentes tipos de logística de almacenamiento. Sobre todo, han generado una necesaria clasificación de los tipos de almacenamiento a los que puede recurrir una empresa en función de los materiales y sus características.
Los dejamos a continuación:
Almacenamiento de materias primas
Corresponde a aquellos productos que forman parte del nivel primario de las cadenas de producción, es decir, materiales en estado puro o que no han sido empleados antes en ningún otro proceso productivo. Las empresas que realizan este tipo de logística de almacenamiento procuran que el almacén (aprende a controlar un almacén de forma adecuada y optimizada) en donde se ubican las materias primas esté lo más cerca posible a la planta de producción.
Almacenamiento de accesorios
En este caso se trata de productos que complementan la producción o sirven de material auxiliar. No demandan una logística de almacenamiento especialmente compleja y basta con destinar un lugar adaptado para su estancia.
Almacenamiento de productos intermedios
También denominados productos semielaborados, son todos aquellos que, si bien han sufrido modificaciones o usos anteriores, aún se encuentran en una etapa media de la producción y sirven como enlace entre los niveles iniciales de la misma y los posteriores. Deben estar disponibles de forma inmediata y por eso las empresas los almacenan en la misma fábrica.
Almacenamiento de productos terminados
Es el tipo de almacenamiento más complejo. Las condiciones del mismo no son iguales en todos los casos; son las características de cada producto las que nos ayudan a definir bajo qué condiciones y ciclos deben almacenarse, qué cantidad de luz, la temperatura, entre otras. Además, la empresa debe tener en cuenta un elemento fundamental: la demanda de los consumidores o clientes. El almacén debe garantizar disponibilidad constante y alta rotación del inventario.
Almacenamiento de refacciones
Las refacciones son los artículos destinados a corregir o reparar las unidades que ya han están en manos de los consumidores, y por ello corresponden a la etapa de postventa. Si bien las incidencias de este tipo son mínimas si se las compara con las ventas totales, las empresas siempre deben disponer de material en este almacén para satisfacer peticiones y necesidades de último momento.
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