En la tienda, buscas productos de confianza: ya los conoces, sabes que funcionan y te gustan. Pero ¿qué pasa cuando, en los estantes, ves una oferta nueva, más llamativa, distinta? Lo notas por su primera impresión, que proviene del empaque.
Después de conocer su contenido, piensas un poco… y si tiene lo que necesitas, seguro que te gustaría llevártelo a casa. Esa es la magia de los empaques: atraen clientes, motiva su decisión de venta, y demuestra la calidad de la logística.
El packaging es el proceso de incluir y proteger cierto producto en una caja o envase para su distribución, almacenaje y venta. Aparte, es el primer puente de comunicación entre compradores y mercancía.
Más allá del marketing, el packaging también depende de una buena logística y cadena de suministro. Innovación, producción, almacenamiento y distribución tienen que preocuparse por que los activos comerciales tengan la mejor presentación, para deleitar a los clientes.
Existen 3 clases principales de packaging:
- Primario. El empaque que tiene contacto con el producto, como los que se venden por unidad.
- Secundario. Envuelve al packaging primario para agrupar unidades de venta o distribución.
- Terciario. Paletas o contenedores que reúnen un conjunto de cajas secundarias para manejo masivo, almacenamiento y transporte.
Los clientes tienen contacto directo con los empaques primarios, por lo que su diseño debería considerar los siguientes elementos:
A) Diseño
- Consumidor. Es indispensable diseñar con base en el público meta del producto. Debes considerar quién lo va a comprar, dónde se venderá y la clase de empaque usado por tu competencia.
- Empresa. Es importante que el empaque sea congruente con la imagen corporativa de la del negocio (paleta de colores, logotipo, eslogan, etcétera).
- Emoción. Busca que la presentación despierte algún tipo de sentimiento en el comprador. Analiza qué es lo que los motiva personalmente, para incluirlo en tus empaques.
- Información. Dependiendo del producto, incluye los datos necesarios que un cliente quiere conocer, a primera vista, en el empaque.
- Riesgos. Considera los contratiempos que pueden perjudicar el packaging en el trayecto (de la fábrica, hasta las manos del cliente):
- Caídas. Hay que evaluar la resistencia del empaque a diferentes alturas o diferentes empleos de fuerza sobre el mismo.
- Compresión. Es importante la resistencia de la caja, para que puedan apilarse en almacenes.
- Perforación. ¿Qué pasa si el empaque se perfora?¿qué daño sufre el producto? ¿habría implicaciones de salubridad?
- Temperatura. ¿Qué pasa si el producto se almacena en una temperatura que no es adecuada para el producto? ¿qué tan resistente es el empaque al calor o al frío?
- Polvo y Humedad. ¿Cómo responde el empaque en ambientes húmedos y a su exposición al aire libre? ¿Resistirá la aparición de contaminantes, bacterias u hongos?
- Ergonomía. Es importante analizar qué tan fácil de sostener es el empaque. Considera el peso del producto y compáralo contra el tiempo que tardaría en llegar hasta el consumidor.
- Apertura y cierre. Debe ser fácil de abrir o manipular; y si lo necesita, incluir medidas de seguridad para destape o sellado.
Consideraciones
De acuerdo con Tom Peters, los diseñadores tienen 0.06 segundos para lograr que un producto tenga una impresión duradera en los clientes. Entonces, la gran distinción de un buen packaging está en la comunicación. El mercado debe entender qué les ofreces, a primera vista. De esta manera podrás enganchar al consumidor.
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