Tu mercancía es preciada. Quieres que llegue a tiempo hasta su destino, bajo las mejores condiciones posibles. Pero, ¿qué tal si hay demoras en el camino, o daños imprevistos en su manejo?
Esto puede traer diversas consecuencias para quienes despachan y reciben la carga, y también para tu negocio. Por eso, el mercado te ofrece diversos seguros de transporte, con amplias coberturas para protegerte de cualquier riesgo en la operación logística.
Antecedentes
El seguro de transporte es la forma de indemnización más antigua. El antecedente más claro es la Ley del Mar de Rodas, creada en el año 900 a.C. Protegía contra los peligros de navegación –tormentas, accidentes, piratas, etcétera– entre diversos puertos del mar Egeo.
Siglos después (en 533 a.C.), los romanos asimilaron este seguro al Código Justiniano. Ahí se definió el seguro de la siguiente manera: “Contrato mediante el cual una persona (o asegurador) consiente de indemnizar a otra persona (o asegurado), el perjuicio sufrido en ocasión de una expedición marítima, que consiste en una pérdida real del valor, mediante el pago de una prima”.
Cuando se tramita una póliza de seguro, la empresa de seguros se compromete (con la percepción de una prima), a indemnizar una suma de capital acordada con el asegurado. Esto puede ser por daños personales (enfermedades, accidentes, muerte) o a bienes (autos, negocios, casas).
Hoy, los seguros de transporte se aplican tanto a operaciones marítimas como de aire y tierra. Aparte, las causas y consecuencias de cualquier demora o daño a la mercancía son mucho más variados. Eso crea un problema para delimitar la cobertura de los asegurados.
Entonces, ¿cómo se pueden crear estrategias que permitan identificar, cuantificar y prevenir esos imprevistos de los que necesitamos proteger al inventario? Veamos el ejemplo de una demora. Ésta implica la detención temporal (o permanente) de los objetos asegurados.
Estatutos de la demora
La mercancía podría demorarse por cuestiones ambientales (desastres naturales o pandemias), geopolíticas (inestabilidad nacional, corrupción y terrorismo), económicas (volatilidad de la moneda, retrasos en aduana) u tecnológicos (fallas en infraestructura). Aparte, un seguro contra demoras también debe considerar la probabilidad de estos sucesos, y las posibilidades para mitigar los daños.
Dependiendo de las circunstancias, las pérdidas de una demora pueden hasta superar el valor de la reposición. Por eso hay que contratar las Pérdidas Financieras Consecuenciales (PFC), que cubren lo siguiente:
- La pérdida o la diferencia en utilidad esperada.
- Gastos extras y costos adicionales de operación.
- Intereses y penalidades.
Algunas pólizas que pueden amparar estas pérdidas son: “Demora e Inicio de Operación Comercial (Alop/ DSU) para proyectos de carga”; o el “Seguro para Contenedores”. Asimismo, el “Seguro de Interrupción de la Cadena Logística de otras coberturas” [o Trade Disruption Insurance] puede cubrir las PFC, sin que se requiera un daño físico sobre la carga asegurada.
¿Cómo protegerme?
No importa el tamaño de la industria o su tamaño. Todo negocio que realice envíos necesita protegerse con un buen seguro de transporte. Hay muchas pólizas que ofrecen una cobertura integral, y que pueden adaptarse a las necesidades logísticas de cada negocio.
Ahora, para elegir un buen seguro de transporte, busca la aseguradora que ofrezca las siguientes características:
- Internacional. Involucra la colaboración de empresas en distintos países; o el contrato se tiene que reasegurar en el extranjero.
- Conmutativo. Compensa al asegurado; no se otorgan beneficios, y tampoco existen ventajas o pérdidas para cualquiera de las partes.
- Resarcitorio. El asegurador está obligado a pagar, pero puede liberarse si repara/repone paro, en suma, (indemnizar cuando el riesgo se consumó). Por otro lado, el asegurado sólo se deshace del daño sufrido, sin obtener utilidad.
- Buena Fe. Fundamental, porque una declaración falsa puede variar totalmente los riesgos a los cuales los objetos asegurados están sujetos.
También hay que seleccionar la compañía de seguros que realice análisis individuales de las operaciones. Eso garantiza el ganar-ganar del seguro, pues consideran aspectos que los clientes podrían omitir.
Otro factor clave es elegir la aseguradora que se anticipe a las amenazas, y que implemente un programa de prevención de riesgos, a la medida de su cliente. Eso incluye ofrecer alternativas para mejorar la operación, con evaluaciones, coordinaciones, seguimiento de carga y rutas, etcétera.
Como puedes ver, recurrir a una administración adecuada de riesgos y seguros, con coberturas integrales, es crucial para blindar los procesos de transporte y proteger el valor del negocio.
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