El empaque dice mucho de la marca. Las mejores presentaciones atraen clientes, demuestran interés y cuidado. Los peores… digamos que no son bien apreciados; pueden hasta quitar el deseo de compra.
Esto es cierto para todos los mercados y públicos, incluyendo al infantil. En estos tiempos de mayor consumo, los niños también son clientes potenciales que notan la presentación de un producto.
Por eso, hoy queremos compartirte algunos insights que pueden ayudarte a crear el mejor empaque para niños.
La emoción y el empaque
Cuando tu hijo quiere ir a McDonald’s, casi siempre lo hace por una razón: quiere que le compres su Cajita Feliz. Claro, le interesa la sorpresa que hay adentro, pero siempre se refiere al empaque para intentar convencerte.
Este tipo de productos han hecho que los niños sean “consumidores indirectos”. Aparte, tienen mucho más acceso a Internet que antes, donde pueden conocer más productos y servicios que les interesa probar.
Todo eso ha creado subcategorías de mercadotecnia y logística, enfocadas en satisfacer a los clientes más pequeños. ¿Cuál es su misión? Establecer una conexión emocional entre la marca y los pequeños, con las siguientes estrategias:
- Usar recursos promocionales atractivos y en boga para complementar el diseño: películas, personajes, caricaturas, juegos, etc.
- Crear un diseño exclusivo, distinto a la competencia, para que puedan identificarlo rápidamente (por ejemplo, la Cajita Feliz).
- Modificarlo constantemente, para continuar atrayendo los intereses del pequeño. Cambian de interés con más rapidez que los adultos, aprovechar esas tendencias puede incrementar las ventas en 30 %.
- Regulan el costo, para que los padres no decidan dejar el producto por un precio excesivo. Las tendencias infantiles pueden incrementar el valor y retorno de inversión, pero no se puede sobrepasar ese margen, o los clientes podrían buscar un empaque más económico.
Mensaje para padres e hijos
Otra cosa que no se puede olvidar en un empaque infantil es que debe apelar a dos públicos: niños y padres. Por ejemplo, cada país impone regulaciones legales y de salud que los empaques deben cumplir. Los empaques de productos alimenticios siempre deberían incluir los valores nutricionales del producto; o la caja de un juguete debe incluir advertencias de uso en el empaque. Un niño no se fijaría en eso, pero sus papás sí.
Se trata de enviar el mensaje correcto en la “cadena de compra”: el niño persuade a los padres para ver el empaque. Después, son los adultos quienes deciden si el producto es sano, conveniente, educativo, etc. Esto es crucial para las industrias alimenticias, higiénicas y de juguetes.
Algunas de las prácticas que se pueden utilizar para crear empaques atractivos son las siguientes:
- Para los alimentos es ideal usar envases flexibles o plástico, que los niños puedan usar para sentir el producto.
- Los juguetes deben empacarse con cartón corrugado, que permita usar la superficie para crear diseños atractivos, con las indicaciones adecuadas (edad ideal, medidas de seguridad, instrucciones, etcétera).
- Los productos de aseo necesitan plástico duro y transparente. Su meta es conservar bien el producto, así como atraer por su forma o color.
Los colores despiertan sensaciones desde que nacemos –en cambio, sólo les damos significado a las formas cuando nos lo enseñan–. Entonces, un empaque azul puede generar tranquilidad, mientras otro amarillo les llama la atención. Aparte, las niñas reaccionan mejor a los colores claros, mientras los varones prefieren colores más fuertes.
Ya lo tienes, aplica estos tips en la creación de tus empaques para que los niños conozcan mejor tu marca. Deja que se enamoren del empaque.
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